La Inteligencia Emocional

Sitio dedicado al estudio de la inteligencia emocional. Guía para mejorar nuestra salud mental y sicológica, disminuir el estres, aumentar la felicidad y el bienestar.

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La versatilidad cerebral

Publicado por Gonzalo Hernandez |

Hace unos cuantos años, cuando quien escribe frecuentaba como alumno las aulas universitarias, a menudo se oían lamentaciones, por parte de algunos expertos, del poco conocimiento que era posible tener del cerebro. «El cerebro —decían— es un órgano que, a diferencia de otros, se muere n

ada más tocarlo y así no se puede estudiar su interior en ningún animal y, por tanto, aparte del córtex, es decir, la zona más externa, se conoce muy poca cosa.» Afirmaciones como ésta daban pie a una alta mitificación de este órgano ya de por sí complejo y misterioso. Era curioso oír decir, por parte de algunos atrevidos, aquello de que los seres humanos únicamente utilizamos el 10 % de nuestro cerebro. Siempre fue una incógnita saber cómo averiguaban el tanto por ciento de algo de lo que se desconocía su totalidad. Pero todo ello contribuía aún más a elevar a rango casi divino el desconocido cerebro.

En 1988 vio la luz una obra fundamental para todos aquellos interesados en el tema: La felicidad, de J. M. R. Delgado. Entre sus enseñanzas recuerdo la afirmación de que «la biología no determina el comportamiento, pero el comportamiento sí puede modificar la biología»,1 lo que, en un momento y en un entorno en el que imperaban las teorías e ideologías exclusivistas sobre la importancia de la biología, representaba una luz, una esperanza para aquellos que creíamos en la posibilidad y capacidad de los seres humanos de cambiar. Las opiniones de Delgado corroboraban y nos animaban a seguir creyendo en aquello que a pocos se les oía decir en voz alta: que las posibilidades de cambio y mejora de los humanos son importantes. Muchos estudios ponen de manifiesto diversas diferencias que se producen en los seres humanos, pero eran, y aún son, frecuentes las conclusiones e interpretaciones de los resultados de tales estudios que atribuyen, de forma exclusiva, estos cambios al determinismo biológico. Así, por ejemplo, algunos estudios constataban el fracaso de ciertos tratamientos psicológicos en jóvenes diagnosticados de un trastorno disocial o con una personalidad antisocial. Estos estudios concluían con frecuencia remarcando el predominio de lo genético y el determinismo de lo biológico en el ser humano, sin plantearse la calidad, la oportunidad o la idoneidad de esos tratamientos psicológicos. No se cuestionaban que tal vez otros tratamientos más adecuados o más prolongados en el tiempo podrían ser más eficaces, y a menudo extraían conclusiones determinantes y excluyentes. Algo así como afirmar que si este o aquel estudio no demuestran la eficacia de un determinado tratamiento psicológico, entonces los tratamientos psicológicos en general no son eficaces en tales casos. Hoy en día no se cuestiona la eficacia de los tratamientos psicológicos.

Algunos estudios que muestran las diferencias cerebrales existentes entre distintos grupos humanos atribuyen indefectiblemente estas diferencias como causa, y no como efecto, de los distintos comportamientos entre ellos. Así, se ha afirmado que las estructuras cerebrales de tal o cual grupo humano son diferentes de las de tal otro grupo, y ésa la causa de las diferencias que se observan entre ellos. La otra interpretación posible, sin embargo, es que (ales diferencias son debidas al ejercicio de diferentes se observa un mayor desarrollo de las áreas donde se encuentran los centros más relacionados con las emociones. Por el contrario, en los hombres este mayor desarrollo se observa en las áreas relacionadas con la conducta. Y se concluía: por eso los hombres van a la guerra y descargan camiones, y las mujeres son maestras y enfermeras. Bien pudiera ser que en alguna medida las diferencias estuvieran relacionadas con la práctica, es decir, que ésta fuera la causa, y no el efecto. Suele tener mayor masa muscular del bíceps aquel que más lo ejercita, aun teniendo en cuenta las nal males diferencias, tanto individuales como de género.

1 comentarios:

Joaquin Suarez dijo...

"Algunos estudios que muestran las diferencias cerebrales existentes entre distintos grupos humanos atribuyen indefectiblemente estas diferencias como causa, y no como efecto, de los distintos comportamientos entre ellos."

Mmm que estudios?
Tienes más información al respecto

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