El objeto de la educación es formar seres aptos para gobernarse a sí mismos, y no para ser gobernados por los demás. H. Spencer
En su reciente libro El reloj de la sabiduría Mora subraya el hecho de que «el cerebro se hace día a día en su interacción con el medio ambiente». Con el tiempo, pensamos, creemos, sentimos, nos comportamos y nos comunicamos de forma distinta. Recuerde y compárese consigo mismo cuando tenía 15 años. Ese es el cambio que podemos hacer. No se trata, pues, de cambiar como quien le da la vuelta a un calcetín. Nuestra capacidad de cambio no tiene límites conocidos. De ello se trata cuando hablamos de educación emocional: de cambiar en el sentido de tener una mejor salud psicológica, de ser, y no sólo estar, más felices.
No descubrimos nada nuevo cuando afirmamos que los problemas psicológicos de la población van en aumento, y de forma muy especial entre los jóvenes y adolescentes. El incremento de los problemas de convivencia, tanto en los hogares como en las escuelas, así como el aumento del número de personas con sufrimiento psicopatológico debe atribuirse, al menos en parte, a la falta de una preparación psicológica adecuada. Aunque no es necesario recurrir al argumento de si estamos bien o mal, o mejor o peor, para justificar la intervención en educación emocional. Esta se justifica simplemente por el lícito e inmemorial deseo
de mejora de los seres humanos. La mayoría de los seres humanos buscan y han buscado conl¡unamente la felicidad, pero los procedimientos hechos v la interpretación de la realidad lian dille ultado esa búsqueda.
Está demostrado que el aprendizaje y el entrenamiento de ciertas estrategias, habilidades y técnicas cognitivas, condue males, de autocontrol emocional y de interacción social es eficaz en el (i atamiento de un amplio abanico de trastornos psicopatológicos, tanto en la población infantil como en la adulta a moveremos más adelante, este con junio de recursos rea-grupados en un programa también se ha mostrado eficaz en la prevención y mejora de la educación emocional y de la salud psicológica de una poblacion general, es decir, no clínica.
La educación emocional tiene un objetivo dotar al individuo de recursos y estrategias < class="font29">de Interacción social que le permitan tener un mayor control de la presión, interna y externa, y así evitar que se traduzca en estrés, prevenir daños y mejorar su salud |>sm ologica. Cuando hablamos de aprender y pra< class="font27">refetecia a disponer de
una autoestima más alta, de un buen aul.......trol, tanto
de la conducta como de las emociones, de un pensamiento positivo y de unas adecuadas mI.u iones interpersonales. Dicho de otro modo, tiene básii ámenle una función preventiva y mejoradora de los estados emocionales mediante el aprendizaje, entrenamiento y práctica de recursos y estrategias para amortiguar y minimizar las emociones excesivas o excesivamente negativas y para promover y aumentar la presencia de las positivas. Y hoy sabemos qué y quién debe abordar esta tarea, y dónde, cómo y cuándo se tiene que hacer. El qué y, principalmente, el cómo los iremos analizando a lo largo de este sitio.
Únicamente nosotros podemos llevar a cabo nuestro propio entrenamiento emocional. Nadie puede sustituir esta tarea. ¿Dónde y cuándo?: aquí y ahora. La vida es hoy, pues ayer ya pasó y lo que sentiremos mañana, entonces, y no ahora, lo podremos decidir. Como iremos viendo en páginas posteriores, ahora podemos decidir cómo sentirnos. Cada uno de nosotros, hoy y aquí, puede decidir si aprender y practicar o no.
1 comentarios:
Muy buen articulo, sigue asi
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