La Inteligencia Emocional

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Método de entrenamiento autógeno de Schultz

Publicado por Gonzalo Hernandez |

Otra de las técnicas de relajación que se describen en la literatura es la propuesta por Johannes H. Schultz, denominada «método de entrenamiento autógeno de Schultz».

Esta técnica consiste en ejercicios de autoinstruc-<>verbales que sugieren sensaciones de calor y pesadez en las diferentes partes del cuerpo. Los ejer-( icios están dirigidos a contrarrestar la respuesta de alarma que aparece ante el estrés físico o emocional (ejercicios estándar), el control correcto de oxigenación de la sangre (ejercicios de meditación) y, finalmente, normalizar la actividad cardiaca que se presenta en estados de estrés (ejercicios especiales).

Este método de relajación se recomienda para los adolescentes y adultos debido a que permite una aplicación inmediata ante circunstancias estresantes. A continuación presentamos unas instrucciones para llevar a cabo dicha técnica.

Quiero que te concentres en observar que el dedo índice pesa mucho, pesa como el plomo. Así pues, déjalo ir, abandónalo con todo su peso. Fíjate, el dedo índice de la mano derecha pesa mucho, déjalo ir sin hacer fuerza, sin hacer flexiones, simplemente abandonándolo con todo su peso.

Ahora quiero que te concentres en observar el peso de todos los dedos de la mano derecha; los dedos pesan, abandónalos, déjalos ir, déjalos caer con todo su peso. Ahora quiero que te concentres en observar el peso de toda la mano derecha. La mano derecha a menudo hace fuerza; recuerda que ahora no es necesario, déjala ir, sin hacer fuerza, sin tensarla, simplemente abandonándola con todo su peso. Observa: la mano derecha pesa muchísimo, déjala ir, abandónala como si se fuera hundiendo en la cama.

Concéntrate en observar el peso del antebrazo derecho; recuerda sus músculos, sus huesos, nota su peso y abandónalo del todo. Deja ir las fuerzas, sin tensar. Recuerda, el brazo derecho también pesa como el plomo.

Ahora repasa la parte superior del brazo, desde el codo hasta los hombros; recuerda: en la parte de delante está el bíceps, déjalo caer; en la parte anterior, los tríceps; arriba del todo, tocando el hombro, están los trapecios; abandónalo todo, deja ir el brazo derecho, abandónalo con todo su peso. Recuerda: el brazo derecho pesa como el plomo y lo puedes abandonar completamente. Al mismo tiempo, obsérvalo bien, el brazo derecho está como el algodón: esponjoso, abandonado, relajado, como si desde la punta de los dedos te invadiese una muy agradable sensación de aire cálido que sube por todo el brazo. Observa bien lo agradable que resulta esta sensación.

Concéntrate en la sensibilidad de la piel de tu brazo derecho y observa que éste pesa como el plomo. Déjalo ir como si se hundiese en la cama con todo su peso.

Observa el peso de los dedos de la mano izquierda; también pesan como el plomo; abandónalos, déjalos ir y que se hundan en la cama con todo su peso. Ahora repasa mentalmente el peso de toda la mano izquierda. Pesa, déjala ir, abandona la fuerza y las tensiones un poco más, un poco más. Concéntrate ahora en todo el brazo izquierdo, primero hasta el codo. Observa el peso del antebrazo; déjalo ir como si se fuera a hundir con todo su peso en la cama. Luego, la parte superior del Irrazo: desde el codo hasta el hombro. Recuerda: el brazo izquierdo también pesa como el plomo; abandónalo, déjalo ir por completo, deja que se invada de este aire calido tan agradable. Los l/razos están completamente abandonados con todo su peso. Recuerda: pesan como el plomo.

Ahora quiero que te concentres, que repases mentalmente el peso de los dedos del pie derecho. Aunque son pequeños, también pesan, pesan mucho, abandónalos del todo. Observa también el peso de todo el pie derecho y déjalo ir. El pie de-leeho puede hacer fuerza, pero ahora la debes abandonar. Fílale, también pesa como el plomo, abandónalo.

Concéntrate ahora en el peso de la pierna derecha, primero desde el pie hasta la rodilla. Recuerda sus músculos y sus huesos, y abandona la pierna derecha completamente, con todo su peso, como si se fuera a hundir en la cama.

Luego concéntrate en hacer lo mismo en la parte superior de la pierna, desde la rodilla hasta la cadera. Recuerda, es donde están los músculos más grandes y los huesos más pesados del cuerpo. Fíjate, la pierna derecha pesa muchísimo; déjala ir simplemente abandonándola con todo su peso; deja (¡ue la invada este aire cálido, este calor tan agradable. Y observa que igual que los brazos, la pierna derecha también parece de plomo y algodón, puesto que está esponjosa, abandonada.

Concéntrate ahora en los dedos del pie izquierdo. Quiero que observes su peso, déjalo ir, abandónalo por completo sin hacer fuerzas; sin hacer fuerzas y sin tensar, simplemente dé-¡alo ir con todo su peso.

Ahora concéntrate en el peso de la pierna izquierda, desde el tobillo hasta la rodilla. Después observa el peso de la parte superior de la pierna izquierda, desde la rodilla hasta la cadera. Fíjate en que, igual que la pierna derecha, la izquierda también pesa. Déjala ir simplemente abandonándola con todo su peso.

Observa bien tus brazos y tus piernas; pesan como el pomo y los puedes abandonar por completo, dejando que se invadan del aire cálido y de este calor tan agradable. Abandona los brazos y las piernas un poco más y concéntrate en la sensibilidad de tu piel.

Ahora quiero que recuerdes que todo tu cuerpo pesa mucho. Déjalo ir completamente. Concéntrate en tu espalda y observa el peso de los músculos cercanos a los ríñones. Abandónalos; recuerda que no es necesario que hagan fuerza. Observa también los músculos situados al lado de la columna y que suben por la espalda, hasta los hombros. Relájate, deja ir todo tu cuerpo absolutamente abandonado. Recuerda que tu cuerpo pesa como el plomo. Abandónalo por completo como si se fuera a hundir en la cama. Déjalo ir, un poco más; recuerda que ahora no es necesario que tu cuerpo haga fuerza ni que tense. Abandónalo.

Ahora concéntrate y repasa mentalmente los músculos de la parte delantera de tu cuerpo. Deja ir el vientre. Puedes abandonar los músculos del abdomen un poco más. Recuerda que no es necesario que hagan fuerza. Observa el peso de los músculos del tórax. Tu cuerpo pesa mucho; déjalo ir por completo, abandona todos los músculos. Observa el peso de todo tu cuerpo. Deja que todo tu cuerpo se sienta invadido por esta sensación de aire cálido. Tu cuerpo es como el plomo y al mismo tiempo parece algodón, abandonado, absolutamente relajado.

Ahora quiero que te concentres en la parte del cuerpo que más pesa: la cabeza. Déjala ir. Observa lo mucho que pesa tu cabeza. Abandónala, es la parte del cuerpo que más pesa. Relaja los músculos del cuello y de la nuca. Relaja un poco más, como si se fuera a hundir toda la cabeza en la cama. Concéntrate ahora en observar, notar, repasar mentalmente los músculos que suben por detrás de las orejas, de toda la zona del pelo. Observa cómo caen, déjalos ir, abandónalos por completo.

Fíjate ahora en los músculos de la frente. Observa su peso y abandónalos; los músculos de la frente pesan como el plomo. Déjalos ir un poco más. Relaja las sienes. Deja caer los músculos que rodean las orejas. De una manera especial, quiero que te concentres en el peso de los músculos de tu cara.

Concéntrate en el peso de los músculos de los pómulos. Abandónalos. Observa los músculos de la boca, los labios, la lengua; déjalos ir. Observa el peso de los músculos de la nariz y abandónalos del todo. Fíjate en los músculos de tu cara. También pesan como el plomo. Concéntrate sobre todo en los músculos situados alrededor de tus ojos. Los párpados también pesan. Fíjate bien, pesan como el plomo. Déjalos ir, déjalos caer, abandonándolos con todo su peso. Los párpados también pesan como el plomo.

Deja que este aire cálido y esta agradable sensación de calor invadan todo tu cuerpo. Es una sensación muy agradable, fíjate bien. Estás muy a gusto, estás muy bien. Es una sensación extraordinaria de paz, tranquilidad y dominio de Lu cuerpo. Estás muy a gusto, fíjate bien. Estás muy bien. Es una sensación extraordinaria. Observa la sensibilidad de la piel de todo tu cuerpo; es una sensación extraordinaria. Imagina ahora que estás en un prado verde en lo alto de las montañas, con toda la naturaleza para ti solo, respirando profundamente. Es una sensación muy agradable, estás muy a gusto, estás muy bien, con una enorme sensación de paz y tranquilidad, de extraordinario dominio de tu cuerpo. Fíjate, estás muy a gusto, estás muy bien, respirando profundamente y percibiendo al mismo tiempo sobre tu cuerpo el frescor de la hierba, el calor del sol. Recuerda: en lo alto de las montañas, con toda la naturaleza para ti, solo, respirando profundamente. Fíjate: es una sensación muy agradable. Observa que estás muy a gusto, estás muy bien, es una sensación extraordinaria. Continúa imaginándote esta situación. Fíjate en lo bien que estás, respirando profundamente, respirando profundamente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial

Anónimo dijo...

estupendo, en audio magnìfico

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