La Inteligencia Emocional

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Respiración profunda

Publicado por Gonzalo Hernandez |

Aunque todos respiramos, muy pocos conservamos el hábito de la respiración natural, completa, que experimenta un niño al nacer. Una respiración correcta es un antídoto contra el estrés. Si la cantidad de aire que llega a los pulmones es insuficiente, la sangre no puede oxigenarse, es decir, no puede purificarse adecuadamente. La sangre insuficientemente oxigenada contribuye a generar estarlos de ansiedad, depresión y fatiga, y hace que muchas veces una situación estresante sea todavía más difícil de superar. Contar con buenos hábitos de respiración ayuda a mantener un correcto estado de salud física y mental.

Los puntos clave en los que hay que incidir para el buen entrenamiento y aprendizaje de la respiración profunda son los siguientes:

a) Coloqúese en una posición cómoda y lo más relajada posible.

b) Dirija su atención a su respiración.

c) Coloque una mano en el tórax. Si su mano se mueve en cada respiración, significa que no está ventilando totalmente los pulmones. Las personas que están nerviosas tienden a hacer respiraciones cortas y superficiales que sólo alcanzan la parte alta del tórax.

d) Coloque las dos manos sobre el estómago, tome aire lenta y profundamente por la nariz, y hágalo llegar hasta el abdomen levantando las manos, que había colocado sobre él.

e) Haga respiraciones largas, lentas y profundas que eleven y contraigan el abdomen. Analice la sensación que le produce la respiración a medida que va relajándose más y más.

f) Continúe con cinco minutos de respiración profunda una o dos veces al día. Al final de cada sesión de respiración, dedique un poco de tiempo a explorar su cuerpo para relajarlo lo máximo posible. Concéntrese en el movimiento ascendente y descendente de su abdomen, en el aire que sale de los pulmones y en la sensación de relajación que la respiración profunda le proporciona.

g) Una vez que se familiarice y domine la respiración profunda, practíquela cada vez que note que va a ponerse tenso.

A continuación se presentan las técnicas de relajación utilizadas en el programa. La primera se utiliza principalmente para niños menores de 10 años.

Técnica de Koeppen

Diversos autores han desarrollado instrucciones precisas para ayudar a los niños en el proceso de aprendizaje de la relajación profunda. A continuación presentamos las instrucciones que desarrolló Koeppen en 1974 para estos casos.

Krazos y manos

Imagínate que tienes un limón en tu mano izquierda. Ahora trata de exprimirlo, trata de exprimirle todo el zumo. Sientes la tensión en tu mano y en tu brazo mientras lo estás exprimiendo. Ahora déjalo caer. Fíjate en cómo están ahora tus músculos cuando estás relajado. Coge ahora otro limón y trata de exprimirlo. Exprímelo más fuerte de lo que lo has hecho la primera vez. Muy bien. Ahora tira el limón y relájate. Fíjate en lo bien que se sienten tu mano y tu brazo cuando están relajados. Venga, una vez más, coge el limón con tu mano izquierda y exprímele todo el zumo, no dejes ni una sola gota, exprímelo fuerte. Ahora, relájate y deja caer el limón. (Repetir el mismo procedimiento con la mano y el brazo derechos.)

Brazos y espalda

Ahora vamos a imaginarnos que eres un gato perezoso y que quieres estirarte. Estira tus brazos delante de ti, ahora levántalos por encima de tu cabeza y lleva la cabeza hacia atrás. Fíjate, cuando te estiras, en qué sientes en tu espalda. Ahora deja caer tus brazos a los costados de tu cuerpo. Muy bien. Vamos a estirarnos una vez más. Estira los brazos delante de ti, levántalos por encima de la cabeza y tira de ellos hacia atrás, fuerte. Ahora déjalos caer. Muy bien. Fíjate en cómo tu espalda está ahora más relajada. Una vez más, vamos a intentar estirar los brazos, esta vez intenta tocar el techo. De acuerdo. Estira los brazos delante de ti, levántalos por encima de la cabeza y tira de ellos hacia atrás. Fíjate en la tensión que sientes en los brazos y en tu espalda. Un último estiramiento, ahora muy fuerte. Deja caer los brazos, fíjate en lo bien que te sientes cuando estás relajado.

Espalda y cuello

Ahora imagínate que eres una tortuga. Imagínate que estás sentado encima de una roca en un lago tranquilo relajandóte con los rayos del sol; te sientes tranquilo y seguro. ¡< )/i! De pronto tienes una sensación de peligro. ¡Vamos! Pon la cabeza dentro de tu caparazón, trata de levantar los hombros hacia tus orejas, intenta poner la cabeza entre los hombros. Aguanta así; no es fácil ser una tortuga que está dentro de mi caparazón. Ahora el peligro ya ha pasado, puedes salir de tu caparazón y volver a relajarte a la luz del cálido sol; relájale y siente el calor del sol. Cuidado, más peligro, rápido, pon la cabeza dentro de tu casa, has de tener la cabeza totalmente dentro para poder protegerte, ¿de acuerdo? Ya puedes relajarte, saca la cabeza y deja que tus hombros se relajen. Fíjate en que te sientes mucho mejor cuando estás relajado que cuando estás tenso. Una vez más. ¡Peligro! Esconde la cabeza, lleva tus hombros hacia las orejas y no dejes que ni un solo pelo de tu cabeza quede fuera del caparazón. Quédate dentro, siente la tensión en tu cuello y en tus hombros; de acuerdo, ya ¡medes salir de tu caparazón, el peligro ha pasado. Relájate, ya no habrá más peligro, no tienes por qué preocuparte, te sientes seguro, te sientes bien.

Mandíbula

Imagínate que tienes un enorme chicle dentro de la boca; es muy difícil de masticar, está muy duro. Intenta morderlo, deja que los músculos de tu cuello te ayuden. Ahora relájate, deja tu mandíbula floja, relajada, fíjate en lo bien que te sientes cuando dejas tu mandíbula relajada. Muy bien, vamos ahora a masticar otra vez el chicle, muérdelo fuerte, intenta apretarlo, que se meta entre tus dientes. Muy bien, lo estás logrando. Ahora relájate, deja caer tu mandíbula, es mucho mejor estar así que estar luchando con este chicle. De acuerdo, una vez más vamos a intentar morderlo. Muérdelo lo más fuerte que puedas, más fuerte, muy bien, estás bajando muy bien. Ahora relájate. Intenta relajar todo tu cuerpo, intenta quedarte como flojo, sin energía, tanto como puedas.

Cara y nariz

Bien, ahora viene volando una de esas moscas pesadas y se ha puesto encima de tu nariz. Sin utilizar tus manos, trata de espantarla. Intenta hacerlo arrugando tu nariz. Trata de hacer tantas arrugas como puedas. Deja tu nariz arrugada, fuerte. ¡Bien! Has conseguido alejarla. Ahora puedes relajar tu nariz. ¡Oh! Por aquí vuelve esa mosca pesada; arruga tu nariz fuerte, lo más fuerte que puedas. Muy bien, nuevamente se ha ido. Ahora puedes relajar tu cara. Fíjate en que, cuando arrugas tan fuerte tu nariz, tus mejillas, tu boca, tu frente e incluso tus ojos se ponen tensos. ¡Oh! Otra vez vuelve esa pesada mosca, pero esta vez se ha puesto sobre tu frente. Haz arrugas con tu frente, intenta cazar la mosca con tus arrugas, fuerte. Muy bien, ahora ya se ha ido para siempre, puedes relajarte, intenta dejar tu cara relajada y sin arrugas. Siente cómo tu cara está ahora más relajada.

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