La Inteligencia Emocional

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ATEMPERANDO EL ÁNIMO

Publicado por Gonzalo Hernandez |

El entrenamiento en técnicas de relajación

Hay gran evidencia entre la literatura científica de que las personas podemos aprender a reducir los niveles de tensión a través de técnicas de relajación y de respiración profunda, incluso cuando las circunstancias o los factores de la vida que producen estrés aún persistan. Los beneficios del entrenamiento y la práctica de alguna de estas técnicas abarcan desde la prevención y recuperación de enfermedades orgánicas hasta la prevención y mejora de los estados de ánimo. El entrenamiento en estas habilidades favorece el desarrollo de estrategias de autocontrol y afrontamiento del estrés en niños, adolescentes y adultos.1 Sin ningún género de dudas, los beneficios están ligados a la frecuencia de la práctica.

1. Rosen, 1977; Cautela y Groden, 1985.

2. Woolfolky Lehrer, 1984.

La relajación es básicamente un ejercicio de concentración. Las personas con mayores dificultades para relajarse suelen ser aquellas que más lo necesitan: la ansiedad y la tensión son, sin duda, enemigas de la concentración y, por tanto, de la relajación. Así pues, mayor motivo para entrenarse hasta dominar la técnica y lograr la concentración necesaria. Debemos recordar, una vez más, que las personas somos aquello que practicamos. En primer lugar debemos aprender a relajarnos y aprovecharnos de su beneficio más inmediato. En segundo lugar es importante mantener una constancia en la práctica diaria, para lo cual recomendamos establecer un horario lo más fijo posible a fin de facilitar el establecimiento de la rutina y la adquisición del hábito. Además, en cuanto tenemos un cierto dominio de la técnica podemos ponerla en práctica en todos los ámbitos de nuestra vida: antes de ponernos a trabajar, antes de estudiar o incluso cuando estamos en el autobús. En estos casos, aunque ini-cialmente no se consiga un estado de profunda relajación, sirve al menos para ir reduciendo los niveles de tensión. Así, con la generalización, en tercer lugar, se da la interiorización.

Es aconsejable realizar, antes que nada, un pequeño registro de la tensión en el momento de estirarnos en la cama evaluándonos mediante puntuaciones de 0 a 10. Se entiende que 10 es mucha tensión y 0, nula, es decir, muy relajado. Una vez realizados todos los ejercicios que a continuación se detallan, antes de incorporarnos en la cama tenemos que volver a evaluarnos. Se toma nota de las puntuaciones diarias y así podemos observar la evolución día a día, tanto de la tensión inicial como de la final y, por tanto, del efecto de los ejercicios realizados. Como se ha sugerido en el Articulo 1, se puede grabar en una cinta de audio la lectura pausada de las instrucciones y utilizarla cada vez que se realice un ejercicio de relajación, lo que le facilitará la necesaria concentración. De nuevo es importante recordar que un ejercicio de relajación es, básicamente, un ejercicio de concentración.

Es recomendable que la práctica sea diaria y no creer que por conocer el protocolo ya podremos relajarnos siempre que lo necesitemos. Así, por ejemplo, no basta con saber en qué consiste la técnica para poder relajarse ante un examen. Inicialmente es recomendable realizar los primeros ejercicios tumbado en la cama, boca arriba, con las piernas y los brazos sin cruzar y paralelos al cuerpo, con una pequeña almohada (o sin ella) y sin luz o, en todo caso, indirecta. Después de alguna práctica, estos ejercicios también pueden realizarse sentados en una silla tomando la precaución de mantener la columna vertebral recta, de modo que el cuerpo y la cabeza se apoyen en ella. Piernas paralelas entre sí y perpendiculares al suelo y brazos sin cruzar. Adolescentes y adultos pueden empezar tensando de pies a cabeza todos los músculos del cuerpo y aguantando la tensión durante cuatro o cinco segundos. Posteriormente se debe abandonar lodo el cuerpo sobre la cama, como si uno fuera un saco y cayera desplomado sobre el colchón. Una vez concluido este ejercicio conviene realizar tres respiraciones profundas como se detalla a continuación; se trata de respiraciones abdominales.

1 comentarios:

Trabajar desde casa dijo...

Las técnicas de relajación y respiración son de gran medida para liberar tensión. Lo que se necesita es practica para entrar en un estado de relajación más fácilmente ya que al principio uno cree que no esta obteniendo resultados.

Un ejercicio muy sencillo es tratar de poner la mente vacía y cada vez que se venga un pensamiento deshacerse de el. Lo importante es estar concentrados en la "nada"

Saludos,
Carlos

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