En 1996 iniciamos, junto con un equipo de colaboradores, una investigación con el fin de desarrollar un programa, es decir, un conjunto de medidas, estrategias, habilidades, técnicas y valores que pudieran servir para el cambio y la mejora emocional de los seres humanos. Es un programa para la prevención y mejora de la salud psicológica, el control del estrés y la educación emocional de adultos y niños. Dicho en otras palabras, sabiendo que se puede aprender a ser más feliz, debíamos poder demostrar científicamente que eso es posible y de qué forma es posible. No se trata, pues, de lanzarnos a cualquier enseñanza sin antes saber si realmente es útil para lo que nos proponemos.
Numerosos estudios han demostrado la eficacia de los tratamientos psicológicos de diversos trastornos psicopatológicos, tanto con pacientes adultos como con niños y jóvenes. Esta eficacia no se limita a unos pocos diagnósticos: incluye trastornos de ansiedad y sus derivados, trastornos del estado de ánimo, trastornos de conducta, incluida la conducta alimentaria, trastornos de personalidad, trastornos relacionados con el consumo y abuso de sustancias tóxicas y, en fin, la práctica totalidad de los problemas psicopatológicos descritos en los actuales manuales al uso.
Hasta 1996 sólo se habían realizado algunos estudios en relación con la utilización de algunas de estas habilidades con la población infantil general, es decir, no clínica y en todos los casos basándose en el entrenamiento de unas habilidades concretas, pero no de otras. Todos estos estudios aportan resultados que se pueden resumir en los siguientes puntos:
• Menor iniciación en el consumo de sustancias tóxicas.
• Menor violencia y menos agresiones en la escuela.
• Menor conducta antisocial, autodestructiva y so-cialmente desordenada.
• Menor número de suspensos y de expulsiones escolares.
• Mejor adaptación escolar, social y familiar.
• Mejora de la autoestima y del autocontrol.
• Mejor interacción y comunicación con los otros.
• Disminución de la tristeza y de la sintomatología depresiva.
• Disminución del grado de ansiedad y aislamiento.
• Mayor empatia.
La hipótesis de la investigación se planteó en los siguientes términos: la adquisición y el entrenamiento de habilidades sociales, de interacción y de autocontrol emocional, así como de ciertos valores, por parte de una población general, es decir, no clínica, actúan como mejoradores de la salud psicológica de los suje-ios. Por tanto, en una comunidad escolar mejorará la salud psicológica de profesores y alumnos, previniendo, además, el desarrollo de ciertas psicopatologías.
Los objetivos generales fueron:
• Mejora de los recursos y estrategias conductua-les, cognitivas, emocionales y de interacción social de los profesores a fin de controlar el estrés laboral.
• Reducción de la sintomatología psicopatológica de los profesores.
• Mejora de los recursos y las estrategias conduc-tuales, cognitivas, emocionales y de interacción social de los alumnos a fin de conseguir una más alta autoestima, más alto autocontrol personal, un mejor estilo cognitivo y una relación social más adaptada.
• Disminución del riesgo psicopatológico en los alumnos.
• Validación del programa de intervención para su posible aplicación a escala comunitaria.
No es mi intención cansar al lector con los detalles técnicos de esta investigación. Únicamente mencionar que ésta se realizó en una escuela pública de Barcelona a partir del curso 1997-1998. Se procedió a la enseñanza y el entrenamiento del profesorado de la escuela del programa que se describe en este sitio. Se destinaron aproximadamente veinte horas de formación en sesiones que se realizaron a lo largo de un curso escolar. Posteriormente, en los cursos siguientes, los profesores iniciaron la enseñanza y el entrenamiento de sus alumnos de ese mismo programa.
Se ha evaluado la evolución y se ha realizado un seguimiento, a lo largo de cuatro años, tanto del profesorado como de los alumnos. Al mismo tiempo se llevó a cabo una evaluación idéntica en otras dos escuelas de Barcelona, también públicas, como grupo de comparación, es decir, sin que se hubiera celebrado ningún tipo de intervención. Los diferentes aspectos estudiados de la evolución confirman la validez del aprendizaje y entrenamiento del programa. Los cambios positivos observados tras las sesiones se mantienen a lo largo de los años posteriores. Entre los diversos resultados obtenidos cabe señalar el que indica que cuanto mejor es el estado emocional de los profesores, mejor es el estado emocional de los alumnos. Resultado previsible pero importante, puesto que si hasta la fecha se habían podido demostrar las relaciones de este tipo entre padres e hijos, no nos consta que lo mismo se haya demostrado entre profesores y alumnos. Para revisar con mayor detalle esta investigación, el lector interesado puede consultar la obra de Salmurri y Skok-nic (2003).
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