La Inteligencia Emocional

Sitio dedicado al estudio de la inteligencia emocional. Guía para mejorar nuestra salud mental y sicológica, disminuir el estres, aumentar la felicidad y el bienestar.

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CONVIVIENDO EN ARMONÍA

Publicado por Gonzalo Hernandez |

El empleo de habilidades de interacción social

En el fondo son las relaciones con las personas lo que da sentido a la vida. g. von humboldt

Pau era un niño de 10 años cuyos padres lo definían como problemático por su conducta explosiva, fácilmente irritable y con dificultad para controlar su cólera. Un día de los que acudió a la consulta dijo haber tenido problemas con su hermano mayor.

—Ayer me enfadé mucho con mi hermano.

—Yeso, ¿por qué? —le pregunté.

—Pues porque estuvo toda la tarde tocándome las narices —respondió como resumen.

—Quizá pensaste que era insoportable, que lo que te hacía era horrible y que era un asco tener que vivir con un tío como él, ¿no? —dije yo intentando adivinar fácilmente lo que debería estar pensando cuando se enfadó con su hermano.

—Pues sí. ¡Porque es un imbécil! —me respondió subiendo el tono de su enojo al recordar de nuevo la escena.

—Bien, tú eres un tío listo y sé que puedes hacer conmigo el siguiente ejercicio. Quiero que te imagines que tu hermano vuelve a tocarte las narices. Te vienen a la cabeza esas ideas de que es inaguantable, horrible e insoportable. Pero tú apartas esas ideas. Te paras, lo miras, haces un esfuerzo y piensas: ¡pobrecillo! Porque tú le quieres, ¿no?

—Si pienso así, ¿no me enfadaré? —me dijo un tanto incrédulo.

—Exactamente. Tú no quieres enfadarte, así que cada vez que tu hermano te toque las narices, te vendrá a la cabeza eso de insoportable, horrible y demás. Pero tú lo apartas de tu mente, le miras y piensas: ¡pobrecillo! Yya verás como no te enfadas —afirmé convencido de mi victoria terapéutica.

Pasaron unos días y Pau volvió a la consulta. Y el diálogo que mantuvimos fue como sigue:

—Lo que me dijiste me ha ido muy bien. Mira, cada vez que mi hermano me ha tocado las narices yo he pensado ¡pobrecillo!, y no me he enfadado ni una sola vez en estos días.

—¿Ves qué bien? Ahora ya sabes cómo no enfadarte con tu hermano. Fácil, ¿no? —contesté orgulloso de tamaña victoria.

—Sí... pero ¿tendré que aguantar a mi hermano toda la vida? —me soltó como si hubiera estado guardando la pregunta todos esos días.

La anécdota verídica, al menos como la recuerdo, nos sirve para introducirnos en el tema siguiente: las habilidades de interacción. A Pau le contesté:

—Mira Pau. Ahora ya sabes cómo tener tu cabeza a 36,5 grados, que es tu temperatura natural, y no a 200, que es como te solías poner. Pues bien, después de esto te enseñaré cómo explicar a los otros que a ti no te gusta que nadie te toque las narices

Bajo la denominación de «Habilidades de interacción» incluimos todas aquellas estrategias que debemos aprender y practicar en nuestra relación con los demás para disponer de una mejor educación emocional.

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