La Inteligencia Emocional

Sitio dedicado al estudio de la inteligencia emocional. Guía para mejorar nuestra salud mental y sicológica, disminuir el estres, aumentar la felicidad y el bienestar.

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DOMINANDO NUESTRA CONDUCTA

Publicado por Gonzalo Hernandez |

Priorización de objetivos realistas y distribución del tiempo disponible

En el primer Articulo ya quedaron expuestas las relaciones entre conducta, cognición y emoción. Para sentirnos bien es preciso mantener un estilo cognitivo adecuado y positivo. Y para facilitar estos procesos cognitivos debemos marcarnos unos objetivos realistas, diversificados y suficientes, y optimizar nuestros recursos y estrategias de comportamiento.

Hay un primer aspecto a menudo mal valorado o al que no se le concede la importancia debida. Es necesario recordar que el día empieza a la hora de ir a dormir. Son numerosas las encuestas que una y otra vez demuestran que en general no descansamos el tiempo suficiente. Sin duda, la cosa no viene de un día. Cuando de forma sistemática vulneramos la cantidad y/o la calidad del descanso, el resto del día no es de calidad. El aumento de la irritabilidad y la dificultad para concentrarse son algunas de las principales consecuencias más habituales.

Con frecuencia no actuamos de forma objetiva y realista a la hora de establecer objetivos y marcar prioridades. Es posible percibir el tiempo como una serie de decisiones, pequeñas y grandes, que van modificando y conformando poco a poco nuestra vida. Las decisiones tomadas que no resultan acertadas generan frustración, estrés y hacen disminuir la autoestima. Esto suele traducirse en los seis síntomas típicos de la falta de administración del tiempo:

1. Precipitación.

2. Vacilación crónica entre alternativas que son desagradables.

3. Cansancio o apatía después de horas de actividad no productiva.

4. Incumplimiento constante de compromisos.

5. Sensación de estar desbordado por las demandas y las pequeñas cosas.

6. Frecuente sensación de tener que hacer lo que no se desea.

Las técnicas para la administración del tiempo para liberarnos de estos seis síntomas han sido desarrolladas por especialistas en administración de empresas y expertos que se dedican a enseñar a personas ocupadas cómo deben racionalizar su tiempo y sus vidas. Lakein ha sido uno de los pioneros en estas técnicas y terapeutas como Greenwald con su terapia para decisión directa han contribuido también a la teoría de la administración del tiempo desarrollando técnicas para afrontar y clarificar la toma de decisiones.

Todos los métodos sobre este tema tienen en común tres puntos:

1. Es posible establecer prioridades que pongan de relieve las tareas más importantes y permitan tomar las decisiones en función de su importancia.

2. Es posible ganar tiempo, cumpliendo un horario realista y eliminando las tareas de menor prioridad.

3. Es posible aprender a tomar decisiones básicas.

Una forma práctica de proceder consiste en elaborar una lista de objetivos y actividades que desarrollar. Posteriormente se diseña un típico horario semanal de estudiante y se distribuyen las actividades en orden de prioridades, con márgenes suficientes de tiempo. Así, cuando el horario está completo, uno puede comprobar que no hace falta que se reproche por no poder «estudiar inglés», al menos por el período de tiempo que nos hemos impuesto. A veces puede resultar útil marcar prioridades en objetivos a corto, medio y largo plazo, pero en cualquier caso es imprescindible tener siempre presentes cuáles son los objetivos prioritarios. Aun así, con frecuencia nos podemos sentir presionados o con dificultades para mantener nuestras prioridades. Estas dificultades suelen derivarse de ciertas insuficiencias personales que debemos modificar y aprender a afrontar y practicar hasta interiorizar:

• a decir «no»,

• a prever tiempo para los imprevistos,

• a observar las propias emociones de satisfacción personal cuando cumplimos con el autocom-promiso y ante el sentimiento de autoeficacia,

• y a darse permiso para descansar, organizando los objetivos incluyendo esa premisa.

La práctica de analizar las consecuencias positivas y negativas, tanto a corto plazo como a medio y largo plazo, de cumplir con los objetivos marcados o de modificarlos nos ayuda a perseverar en los objetivos, puesto que nos permite concienciar, de nuevo, las razones de la priorización. Así, mejoramos nuestro propio control sobre nuestra conducta.

Para ciertas personas significativamente deficitarias en el manejo de su tiempo puede resultar altamente útil llevar a cabo un registro, con papel y lápiz, de las actividades que desarrollan en una semana anotando el tiempo empleado en cada una de ellas de forma que al final de cada día la suma de tiempos ronde las veinticuatro horas. Es recomendable agrupar las actividades por concepto. Así, no debería anotarse «ir a la piscina» e «ir al gimnasio». Pueden agruparse bajo el concepto de «actividad física o deportiva». En todo caso, el registro nos puede ayudar a establecer las necesidades y priorizar los objetivos.

En este punto de la toma de decisiones relativa al establecimiento de prioridades es importante empezar por tomar conciencia de que estamos decidiendo por nosotros todo lo que queremos hacer con nuestra vida. Así, por ejemplo, y por muy carente de sentido que nos parezca, no podemos decidir que debemos trabajar «porque no nos queda más remedio», puesto que no es cierto. En sentido estricto nadie nos obliga a trabajar. «Hombre —dicen algunos—, es que si no trabajo me moriré de hambre.» «Pues trabaja por algo positivo para ti, como es no morirte de hambre», podría argumentarles alguien.

Hay dos perspectivas que suelen ayudar a tener una postura realista en la toma de decisiones para la priorización de objetivos:

• Imagínese pasados diez o veinte años. Piense qué espera y qué desearía estar haciendo. En qué lugar, con quién vivir y haciendo qué serían algunas de las preguntas que responder.

• Imagínese a sí mismo al final de su vida y piense qué desearía haber realizado.

Indique en una primera lista todo lo que quisiera realizar. Todo lo que pase por su imaginación. En una segunda lista ordénelo en función de preferencias o necesidades y, posteriormente, proceda como se ha descrito antes, es decir, distribuyendo estas actividades a lo largo de un horario semanal. Las listas de cuestiones más ocasionales como las actividades lúdicas (excursiones, teatros, museos y otros) deben tenerse también priorizadas, aunque en el horario semanal consten como actividades lúdicas o de ocio sin pormenorizar.

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