La Inteligencia Emocional

Sitio dedicado al estudio de la inteligencia emocional. Guía para mejorar nuestra salud mental y sicológica, disminuir el estres, aumentar la felicidad y el bienestar.

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Entrenamiento para la mejora cognitiva

Publicado por Gonzalo Hernandez |

Práctica de pensamiento positivo

Por naturaleza, todos los seres humanos tenemos aspectos y cualidades positivas. También, y en función de nuestra imperfección, nuestras características me-jorables nos hacen particulares. Con alguna frecuencia, en la clínica, nos encontramos con personas que únicamente saben reconocer sus aspectos y características negativas. En la medida en que podemos cambiar o modificar algún aspecto no debemos referirnos a él como negativo. Todas las personas tenemos aspectos positivos y todos tenemos aspectos... mejorables. Tal como hemos afirmado anteriormente, las personas somos lo que practicamos. A menudo no nos paramos a pensar en nuestros aspectos positivos, en los de los otros o en los de la vida misma por falta de costumbre, porque no nos lo hemos propuesto nunca, porque no sabemos o porque nadie nos lo ha enseñado. Lo cierto es que no somos más positivos porque no practicamos. Nuestra autoestima depende en gran medida de que seamos capaces de mantener un diálogo positivo con nosotros mismos y sepamos reconocer esas cualidades. Hágase usted un favor. Cada media hora, deténgase y piense sobre los aspectos positivos que hay en usted y en su entorno. Un mínimo de veinte veces al día son más de siete mil al año. Recordemos una vez más que somos lo que practicamos.

Esta práctica debe hacerse extensiva y observar y recordar los aspectos positivos de los otros, de aquellas personas de nuestro entorno, de nuestros seres queridos. Y también los aspectos positivos de nuestra vida.

En el caso de los otros, como veremos al abordar el tema de las habilidades sociales, es importante saber verbalizar esas características positivas. En los menores, esto resulta de vital importancia, puesto que no sólo su autoconcepto depende en gran medida de lo que les dicen los mayores, sino que mediante los comentarios que reciben de ellos elaboran los elementos para valorarse en el futuro. ¡Cuántas personas no reconocen en sí mismas nada positivo por el simple hecho de que nunca nadie reconoció en ellas tales características y no han aprendido qué valores son ésos! Ante la petición de que enumeren sus aspectos positivos, suelen decir: «¿posi... qué, yo?».

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