La Inteligencia Emocional

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Honestidad

Publicado por Gonzalo Hernandez |

La honestidad es un valor que se menciona con frecuencia y que, al mismo tiempo, se practica poco. Veamos un ejemplo para explicarlo: en una ocasión, un padre (o una madre) fue al circo con sus dos hijos. Al ir a comprar las entradas leyó: entrada de adultos, 20 euros; menores de 8 años, 10 euros. El padre se dirige a la persona que le atiende y dice: «¿Me da dos entradas de adulto y una de niño, por favor?». El dependiente los mira y dice: «Querrá usted decir dos entradas de niño y una de adultos, ¿no?». «No», le responde el padre y, señalando al hijo mayor, añade: «Éste tiene 8 años y un día». «¡Hombre, enrédeme un poco!», le dice el otro. «No, si no lo hago por usted. Es que por 10 euros me resulta muy barato explicar a mis hijos qué es la honestidad.»

¡Quién no recuerda que en alguna ocasión se le haya dicho: «Niño, si te preguntan, di que tienes 7 años»! Este es uno de los muchos temas educativos donde la incoherencia es total y la ineficacia es absoluta. Desde tiempos inmemoriales, de generación en generación se ha venido diciendo a los niños ¡que no se dicen mentiras! Aún habrá algún inocente que se lo crea. Para acabar de arreglarlo se suele decir que al que dice mentiras se le caen los dientes. ¡Y no se les caen los dientes! ¡Y lo primero que escuchan muchos niños es aquello de: «Si llama alguien, dile que no estoy»! Deberíamos ser más honestos y aceptar que todos, alguna vez, decirnos mentiras. Yno vale decir que las mentiras de los demás son mentiras, mientras que las nuestras son mentiras piadosas. Sin duda, es mucho más honesto decir la verdad. Debemos enseñar al niño que se sentirá mejor diciendo la verdad y creando confianza en sus palabras. Del mismo modo que la compasión es la base de la empatia, la confianza es la que fomenta la honestidad. Crear una base de confianza, y no de desconfianza, y la necesidad de no traicionar tan estimable valor es el principio que debe regir. Los menores suelen decir mentiras bien para evitar una bronca, bien para hacer aquello que desean, pero que saben que probablemente no podrían hacer en caso de que dijeran la verdad. Es importante proceder teniendo en cuenta lo siguiente:

• No reñir por el hecho de que el menor explique que ha tenido un mal comportamiento, ha cometido un error o ha hecho una tontería, puesto que lo único que se consigue es perder su confianza.

• Enseñar que una bronca no es más que una bronca, una advertencia.

• Enseñar que hacer siempre lo que uno quiere ni es celestial ni posible y que no hacerlo tampoco es infernal. Ya lo hará otro día.

• Agradecerle la confianza y que nos haya explicado lo que ha hecho mal.

• Reflexionar, analizar la cuestión y ofrecerle alternativas diferentes a su comportamiento para el futuro. Es importante que vea a los adultos como una ayuda a sus problemas, no como una amenaza.

• La confianza se debe ganar. No hay que mostrar al niño o adolescente ninguna duda sobre sus palabras. Si él lo dice, es cierto y no hay motivo para dudarlo.

• Se debe explicar al menor las ventajas de vivir en la confianza mutua y los inconvenientes que tiene la desconfianza.

En fin, la honestidad es un valor que hay que practicar y enseñar.

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