De ese último principio nace el concepto de «tolerancia». Todos los seres humanos tenemos derecho a ser como somos. Como en el caso anterior, también hay que señalar y enseñar todos los terrenos de la tolerancia. Tolerar implica admitir, aceptar. Es la disposición a admitir en los otros una manera de ser, de pensar y de obrar diferente a la nuestra. Debemos tolerar las características diferenciales de cada persona.
Sin embargo, es frecuente que, aunque se comprendan el concepto y los límites de la tolerancia, ésta no se practique. La práctica de la tolerancia implica no sólo entender sus ventajas y ver los inconvenientes de la intolerancia. También implica pensar de la forma adecuada en cualquier momento: tener presente siempre, pensar, estemos ante quien estemos, que toda persona tiene derecho a ser como es. Una vez más topamos con la necesidad de aprender a pensar.
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